Mezcla de olores
obnubilando la mente.
Obligada adición de los sentidos.
Me emborracho con el almizcle
que emana de tu cuerpo,
confusión de cítricos y mieles.
Sin solapadas ideas
dejo excitar los deseos.
¡Evohé!, alegres bacantes aclamando.
Descienden torpemente las sombras
pretendiendo calmar la algazara.
Es nuestro el brindis. Rompamos las copas.
Dónde nosotros, nadie beberá.
Egoísmo insensato, espejismo
de noches de esotéricos desvaríos.
Sobre la profanada palia,
vencedora en lúbrico combate
destierro por siempre la hipocresía.
Es el evo que acapara
sueños en nanosegundos de eternidades.
Mis papilas liban tu piel.
Absurda idea, belleza de lo prohibido,
la saliva y el sudor en arcaica promiscuidad.
Saboreo la mixtura de los dioses.
Sordos a la caricia
descansan los músculos, ansiosa espera,
exigen tributo al placer.
Estuosos, los cuerpos recrean
el eufénico libreto,
repetido axioma, epístola para dos.
Graciela Vera
Ilustración: Fotografía titulada 'Lujuria'
autora Lolelei
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