HURÍ MEDITERRÁNEA
Suspiran los cantaores,
por peteneras y tarantos
rezumados de la piedra,
desperezan entre lamentos
tu sueño de reina nazarí,
mientras se pierde en la oscuridad
profunda de la mina,
el último gemido de El Zagal.
El Mare Nostrum con azul falda
cubre tus pálidos muslos,
ofrenda tu virginidad
al carmín de mil rosas;
tu alma es un quejío,
llanto de chirimías,
rescatando ritmos ancestrales
entre palmas y guitarras.
Grácil doncella,
de harenes favorita,
hermosa entre las que más,
por ti lloró el Califa,
por ti suspira el andaluz corazón.
El aire se impregna de perfumes,
cada reja guarece un malvón,
un mundo de ventanas cuadradas,
ojos de casas chatas,
se enroscan por calles disparejas
como desprendiéndose insolentes
desde la Alcazaba soberbia.desde la Alcazaba soberbia.
Sedienta la tierra reclama,
lágrimas de quince siglos
dan vida a explícitos vergeles.
Las murallas aprietan tu cintura
preñada de vida nueva,
Hairán aún deambula por las serranías,
cabalga laluna en corceles de leyenda.
Pariendo en presentes el mañana
arrancas en desigual lucha el oro,
lujuria verde de tus invernaderos.
Almería, la hurí perdida,
mantilla y peineta,
clavel enredao al pelo,
la Virgen del Mar te esconde,
tesoro elegido,
so los pliegues de su manto,
sin que dejen de cantar los fandangos
a la bella princesa mediterránea.
Graciela Vera
Graciela Vera
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