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LETRAS VS PALABRAS - El weblog de Graciela

Poemas del libro: ATESORANDO RECUERDOS

MIS DOS PATRIAS

 


Éstas son mis dos patrias,
mis dos querencias,
mi orgullo de ser emigrante e inmigrante,
yo soy uruguaya y de ello estaré siempre orgullosa,
yo soy española porque aquí tengo mi vida,
un día nací en un país llamado Uruguay,
otro día nací en un país llamado España,
siempre nací en un planeta llamado Tierra..
                                        

            Graciela Vera

VIRGEN DEL MAR

VIRGEN DEL MAR

Las olas acunaron tu sueño
de horizontes y profundidades,
reina andaluza de moreno rostro,
Del Mar y desde el mar llegaste,
inmigrante en tierra de emigrantes,
Madre de Dios,
desde la Alcazaba a las salinas del Cabo
tus hijos elevan sus plegarias,
tarantos y peteneras,
lluvia de flores a tus pies,
Virgen de espumas y corales
acoge bajo tu manto
a quienes vienen a tu Almería,
tú que conoces de viajes,
de arraigos y de esperanzas.

            Graciela Vera

EL CAMINO

EL CAMINO

 

     

Irreverente con los sueños,
perdido en la memoria
de quienes nunca volvieron,
esclavizas las ilusiones
que un día amarraste al azar.
Te haces laberinto
para los apresurados orates,
caminantes de la vida
perdidos en zarandajas,
y te prolongas impiamente,
desbocado ante las ideas,
confluyendo, obtuso e irreflexivo
en la infinitud irreal,
siempre más allá,
después de la última curva.

             Graciela Vera

VEZOS

VEZOS

 


Discordante chirumen,
que sin exigir pleitesías,
como un bellaco chuzón
se apodera de mis apuntes.
Troglodita procaz,
envilecido en hiperbólicas contiendas,
que emborronando las palabras,
rebusca las sinonímias,
arrasa el tecnicismo
y en aras de la nesciencia,
otorga diploma de cafre
a un léxico, que de cutre
se hace vezo.

          Graciela Vera

POR EL CIELO DEL NORTE

POR EL CIELO DEL NORTE

Paseo entre constelaciones y mitología
 

Le pedí prestado
un rayo de luz a Alkaid
y desde la Osa Mayor,
por él me deslicé
para trenzar, de Berenice su cabellera,
mientras de pie, Hércules le mira,
prendado de su belleza.

Tiembla en el cielo
un aterido oráculo,
es la etíope luz de Casiopea;
vanidad compartida,
le acompañan Caph y Schedar.

Corre Perseo por su Andrómeda,
Almak y Mirach le abren paso,
¿Dónde está  su Pegaso?
Demasiado lejos, su demora será eterna
y mi canto no sabrá de amores.

Busco la estrella Polar,
quiero esconderme del Dragón
y en la Osa Menor adormecerme,
velado mi sueño por las Hespérides.

Fulgurantes, Etamin y Rastaban
adormecen a Ladón,
las manzanas crecen en siete,
y pícaro el Titán, por astuto satisfacen a Atlas.

Renegando del oro,
desde el trampolín de Caph
me zambullo en el azul de Alpheraz.
¡Qué lejos queda el Boyero,
del amor de Deneb.

                                        

                Graciela Vera

LA LECCIÓN DE ANATOMÍA

LA LECCIÓN DE ANATOMÍA

 


No hay aulas
Para enseñar la lección.
Fémur, tibia y peroné,
no existe músculo
entre los huesos y la piel.
No es necesaria la disección,
y en el gran anfiteatro
cada articulación queda
a la vista, desnuda y cruel,
deformada de miserias
enroscándose en sí misma.
Nos apuntamos curiosos,
oyentes desaprensivos,
en la universidad de la muerte.
Obituario inmoral
convertido en parte diario.
En el cráneo dos cuencos,
no son ojos,
son inmensos lagos de dolor
donde no hay calor de sol.
¿Palos articulados
o brazos sin formas ni fuerzas?
no saben de acunar muñecas
ni empujar hacia el cielo
entre risas una cometa.
¿Cuántas costillas ondulan,
mares de amargura, en ese pecho?
Es privilegio del hambre contarlas.
De tan frágiles son puro cristal
¡Pobre corazoncillo!
cuánto dolor ha de sentir
si en caja de vidrio
se esfuerza por continuar sufriendo
y en cada suspiro
se le escapa la vida.
Las vísceras ¿para que sirven?
estómago vacío,
pulmones sin fuerza,
el vientre hinchado impide auscultar,
se suspende la próxima lección
y los alumnos, insensibles
olvidaron los apuntes.
Corren apresurados,
mañana no habrá clase,
aguarda el banquete de navidad
y no soportaría tanta infamia.


            Graciela Vera

ESE GITANO

ESE GITANO


                    Dedicado a la maestría de Tomatito, que lleva
                                 en su guitarra la esencia de Almería

Los dedos arrancan
gemidos,
tímidos estertores,
gritos roncos,
caricias suaves
que escapan impacientes
desde las cuerdas de tu guitarra,
llenando el espacio de duendes
que elevan corcheas y semifusas,
desde la Chanca a la Alcazaba,
notas que tiemblan,
sufren,
viven,
despeñándose hacia Pescadería,
en un aluvión de cuevas y colores.
Música escrita
en un pentagrama de gredas petrificadas;
el Mare Nostrum se hizo garza
para brindar por tu sed de triunfos.
Naciste con alondras en las manos,
recibiste la bendición
de las uvas morenas,
que con su jugo tiñeron tu piel
y despertaron a los vientos
que desde el vientre te llamaron:
¡Gitano!


  
                    Graciela Vera

ALMA LIBRE

ALMA LIBRE

Por la calle del puerto tu pasabas
mirando el mar con ojos de lagañas.
Entre cajas y redes caminabas
soñando, piratas y sus hazañas.

Está Sandokan y el pata de palo,
ese del parche negro sobre su ojo,
el que pronto supimos, era el malo
porque lo perseguía al pelirrojo.

Hombre que revives sueños de niño
cuando zarpas con rumbo a la aventura,
no tienes ni segundo ni grumetes,

ni importa si a bordo hay desaliño.
Sin un sable y sin daga en la cintura
tu alma nunca ha de saber de grilletes.

                               Graciela Vera

MI SEGUNDO SONETO

MI SEGUNDO SONETO

 

Tengo prisas por aprender la rima
con retórica, cadencia  y medida,
pues ávida mi mente no escatima
mi empeño por lograr ser creativa.

Si en sáfico, en adónico o en quebrado,
su técnica más pura dominaré.
Estudio métrica con desenfado
y desde el Parnaso en que yo me situaré

se harán fácil los endecasílabos,
y aunque el verso libre no menoscabo
de su belleza no he de depender.

Los sueños son los hados noctívagos
que nutren aquellas musas que yo alabo
por el placer de verlos florecer

    Graciela Vera

ABUELITO

ABUELITO

 

Tengo ganas mi querido Ruperto,
por escuchar tu palabra tan suave,
tan dulce y tan  buena como el jarabe
que de la tos es remedio encubierto.

Quisiera poder llamarte abuelito,
y que presta, tu voz me respondiera,
y que la fantasía a mi viniera,
con esa urgencia que yo la necesito.

Lástima no conocerte de herrero,
más yo te disfruté con caña y anzuelo,
en lejanas tardes nunca olvidadas.

Tu nieta en tus hombros de gran guerrero
paseas por las calles de Carmelo,
¡milagroso regalo de mis hadas!

      

          Graciela Vera

MEDIODÍA

MEDIODÍA

 

El sol calienta la sombra,
incinera un aire que se hace espeso,
entre la tierra y el follaje
se elevan fantasmales espejismos;
bailotean los demonios
atrapando el aliento
y son brasas encendidas
las que aspiran los pulmones.
El azul se torna plata,
y el cielo lastima los ojos
convertido en un inmenso sol.
Huyen los vivos de la resolana,
voces asonantes claman por la lluvia,
y mientras la siesta se duerme en sí misma
un zumbido empalagoso
asciende en remolinos rotos,
cuajada la marisma
en el sopor del mediodía.

     Graciela Vera

YO IMPLORO

YO IMPLORO

 

Las lágrimas escapan de las manos,
los ojos se llenan de caricias,
mudas las palabras
perduran en eterno destierro.

Pido misericordia para el afecto,
proscritos están
los ateos del amor,
¡¡Sé magnánimo, oh Señor.!!!

Fantoches indigentes
cruzan las tinieblas,
rezagada oscurece la luz
cuando claudica la ternura.

En ebúrneo cáliz
la hermosa pitonisa ofrece
hechizos ¡¡oh mortal!!!
deleitando tus sentidos.

Retrocede la reminiscencia,
no existe la perfección.
La homilía comienza
en comunión de dos almas.


Mendigos de mañanas
entre pravos enfados
de corazones dolientes,
¡¡Sé generoso, oh Señor.!!!

El desapego, la costumbre,
dioses que tiritan
columbrando otras congojas,
excusa perfecta, la nada.

No hay mas adversidad
que la espera acerba,
ni mayor reverencia
que un mirar a tus pupilas.

           Graciela Vera  

Ilustración: fotografía 'Urbanista' de concursos de Ojodigital.net

VIDA

VIDA

 

Momentos... sólo momentos,
sombríos los unos,
cual explosión de luz los otros,
formando el lienzo sutil
que pinta el artista ciego,
brocha que recorre la superficie
sin atinos ni atascos.

Momentos... noches y días,
minutos y siglos,
incrustados en el polvo,
siguiendo huellas que no son.
Me guía lazarillo insensato
por caminos que no fueron
en busca de lo que será.

Momentos... lágrimas y risas,
despertares sin prisa
en la rápida pesquisa
del todo que compensa.
Sueños de nada,
que ya se olvidaron
desgranando el avanzar,
pantomima gigantesca: vida

         Graciela Vera

VENGO

VENGO

 

Vengo de mundos de cielos y ríos,
arropada en la dádiva de la lluvia,
azotados mis cabellos por el pampero
en mil días soñando con tu tierra.

Arrastro el corazón de mi América,
que el Paraná y el Uruguay vertieron a mis pies
en colores y exhuberancia,
lamento de la selva misionera.

Te entrego El Plata, que majestuoso en su estuario
tomara el color de las riberas de mil islas
para, mezclándolo con el púrpura del Bermejo,
llorar sangre en sus blancas arenas.

Surjo del río como mar,
el mismo que guarda tesoros sin par,
galeones de la España inmortal,
extraña ofrenda de tu mundo.

Traigo los ojos repletos de oros
para confundirlos en los ocres y azules
de la patria que me ofrendas
tan lejos de aquella, allende mares.

Vengo envuelta en retazos de cielo y nubes
que entrego en abrazo fraternal
recuerdo de los verdes de mis colinas
envueltas en las blancas nubes de tu Andalucía.

     

            Graciela Vera

TORERO

TORERO

Las zapatillas de baile
trazan los pasos
de una coreografía de incierto final.

Traje de luces, capote y montera,
se viste el alma de magia
y el cuerpo de arco iris.

Anagrama de fiesta brava,
cuando el bruto embiste
los pitones se enamoran de la muerte.

El desplante arranca la ovación,
en las gradas vuelan mil palomas
y en el ruedo la vida deja de tener dueño.

Mantillas y peinetas,
rojos, al pelo los claveles,
en la arena el ocre, color de la sangre.

El aplauso se hace pasodoble
y el brindis entrega.

Torero,
estás solo con tu destino.


  
         Graciela Vera

TORMENTA FINAL

TORMENTA FINAL

A horcajadas de Luzbel,
la noche cabalga desatinos
ofuscando la razón,
último desacoplamiento,
la realidad se burla
y en harapos escapamos de la risa,
salpicados de absurdos resabios.
Los desafíos cobran prebendas,
postergan sueños por recelos;
los duendes acaparan los miedos
y un rechino amedrenta las ilusiones.

La tempestad ruge,
imponente el trueno
se abre en dantesca flecha
y en un ilegítimo epígrafe
las letras dejan de pertenecernos.
El aplauso es vano oropel
y el perjurio aplasta la cruz,
las palabras repiten historias
que quisieron ser diferentes
y la vida, implacable maga,
ríe con boca desdentada.
La lluvia anega cosechas,
esteriliza bonanzas
y arrastra un torrente de promesas,
ofrenda al mejor postor.

Las nubes, oscuras cual Belcebú
aplastan las ciudades,
la gente grita, corre y huye,
tintinean las luces,
ya nadie pide confesión,
los sacramentos se aparcan
y las iglesias cierran sus puertas.

La riada llega demasiado pronto,
adormece los sentimientos,
libera a los amantes
de momentos de irracionalidad.
Redhiben los sagrados votos,
la fidelidad se inmola
en el altar de una misa negra;
quiebra el viento los cristales,
 aúlla el endiablado siroco
        los hogares se vuelven sacrílegos,
volteando a su paso almas ateridas.

La cosmografía huye de los estereotipos,
los astros se alejan
y el ecuador se desliza.
La lluvia cae implacable,
las gotas traspasan paredes,
hieren mortalmente las caricias,
se deshacen en polvo los libros
arrastrando consonantes,
vocales y pétalos olvidados,
que engulle la humillación
disfrazada de pervertido remolino.

  
                  

               Graciela Vera

 

SUEÑO ALBAHARÍ

SUEÑO ALBAHARÍ

Sueño de ayer,
de la Albaharí mora,
cuando Adberramán buscara
su favorita en escondidos harenes.
Hermosas esclavas
suplican por su amor,
de eternas noches
a días de hoy  presentes.
La Alcazaba  resplandece
envuelta en pasados oropeles,
mientras la luna de febrero
cobija cien odaliscas,
danzando por placer
sobre las Murallas del reino de Hairan.
El ojo avizor descubre frágiles huellas
que dejan los desnudos pies,
temblorosos en su paso etéreo.
Ante resplandores de auroras,
callan las chirimías, clama el almuédano,
escapan los cuerpos envueltos
en liviandad de tules,
seres que en supremo esfuerzo
huyen hacia el destino
del conquistador expulsado.
Llora la fortaleza vacía,
se difuminan los gruesos tapices,
sobre los muros desnudos
se desgranan preciosas joyas
y los amores se esconden del sol
escapando hacia pasados bayyanies.
Alma de la España morisca,
de Isabel y Fernando el Pendón,
 Almería reclama para si,
orgulloso  presente cristiano.

              

              Graciela Vera

SOÑANDO EN TERREROS

SOÑANDO EN TERREROS

 

Disquisiciones sobre un cuadro de mi ‘marío’
  Porque tu sueño de hombre, sea mi sueño de amante.

Las cuevas ascienden por la ladera,
Vista Bella se empapa de pinceladas
y en la luz de una mañana sin recuerdos
el lienzo guarda mil recuerdos sin mañanas.

Hogares escavados en el cerro,
a la cala arriba en olas
un tesoro de sal y yodo mediterráneo,
mientras Terreros se despereza
envuelta en brisas y en algas.

Busco tu sombra, caminando el alba,
niego amores que no me pertenecen
y creo pasados, solo para nosotros.
¿Seremos acaso esas dos rocas
que junto al mar desafían la tempestad?

¿Qué lugar me destinó
el pincel que tu mano guió?
tus sueños de veranos
se enraizaron en mis inviernos;
no lo sabíamos pero un día

mañana… quizás ayer…
en Terreros besaré tus labios.


 Graciela Vera

                                                               

SIN CASA

SIN CASA

Cruzaste fronteras
pisoteando recuerdos
¿dónde está tu hogar
si ya no tienes casa?.
Este cielo no es tuyo,
ni las estrellas que te cubren
pertenecen a tus sueños.

Por no mirar atrás
corriste un pesado cerrojo,
es de otros el mundo
que resiste tu paso.
¿Dónde está tu hogar
si ya no tienes casa?

Apenas si llevas a cuestas
una mochila sin pasado,
otro color en la piel
diferente tu hablar,
y en la mirada
la súplica silenciosa
de quién dejó su hogar
y ya no sabe, donde está su casa

     

      Graciela Vera

SIGO CAMINOS

SIGO CAMINOS

Sigo caminos borrados en el tiempo,
traigo en mi canto flores de ceibos
que voy repartiendo a los vientos
en susurrantes bocas de carmín.
Acechando en las riberas de los ríos
cae en gracioso picado el Martín Pescador.

Mi cuna la meció el  Uruguay,
silbando melodías la furia de sus crecidas;
los Andes, nido del cóndor,
capturaron mi asombro.
Centinela majestuoso de mi América
con el Aconcagua compartí el viento.

Bebí del sabor salobre del Atlántico,
en la pampa saturé mis sentidos
con el empalagoso deleite
regalo tempranero de la lechiguana.
Sentí el frío del Pacífico,
corrí por bosques y desiertos.

No me preguntes de donde vengo,
solo recrea mis noches
de vidalas y pericones,
colócame la vincha con que indómito,
el charrúa se transformó en ombú.

Déjame extender mis manos,
invitándolos con un mate amargo,
hacia los hermanos de mi patria,
argentinos, paraguayos,
chilenos y brasileros.

Ellos conocen de mi paisito
historias que son comunes,
saben de sus tesoros,
y brindan con caña y butiá,
por el sol de mi Uruguay.


          Graciela Vera