FANTOCHE
El tiempo que no reverenciamos
tomó venganza en sí,
presto en la dicha
se recrea en la pena.
Las imágenes.
la música.
todo sugiere recuerdos,
desgraciado féretro
cuando es mortaja la incomprensión.
Una solemne cantata
estalla en los oídos,
las manos separadas
no oyen iguales acordes.
¿Despecho o temor?
Se crispan los dedos
sobre un teclado imaginario,
la noche llega imperturbable.
¿Temor o desidia?
Quizás ella nos responda,
hay espejos en cada habitación
y un complejo pentagrama.
Ríen los bufones
en el soliloquio interminable
de pícaras corruptelas.
¿Es más pura la inspiración
cuando es punzante la pluma?
Errática vereda que define el atajo.
¿Algún día dejaremos de creer?
La música se acaba.
Vuelve a tocar en fa mayor,
¿puedes?
Un día ya no habrá retorno,
desertará la imaginación,
rehuirán las musas la invitación
y en un esperpéntico cuadro
solo hallarás un títere desarticulado.
Graciela Vera
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