LA ADIVINADORA
por Graciela Vera
Los ojos de Lisa expresaban el pánico que la iba invadiendo a media que la palabras de la gitana descubrían su mundo secreto. El mundo pasado, lleno de dolor, el mundo actual, incierto y el mundo de mañana... ese que quería conocer y del que temía escuchar.
Piensa en tu hogar, le había dicho mientras sostenía su mano y ella había seguido dócilmente lo que empezó como un inocente pasatiempo en una tarde de ocio. La mujer la había mirado fijo a los ojos y Lisa supo que no era un juego. Su vida se abría como un libro ávido de lectores. –“Frío... siento frío, como en un sepulcro... la soledad de la muerte”. Su mano tembló, los dedos de la adivinadora recorrían su palma...”Soledad... un mundo de gente que te resulta extraña... que te ignora..., te sientes diferente..., eres diferente...”. La instó a pensar en su familia... hijos..., esposo..., y Lisa no quiso hacerlo pero su subconsciente le traicionó... Ahora fue la mujer de largos collares de cuentas de cien colores la que tuvo un estremecimiento... La mano de Lisa parecía de cera..., los dedos se crispaban en un intento por huir.... quiso estar a mil kilómetros... sintió sobre si la curiosidad del resto del grupo... los ojos miedosos de Laura..., la sonrisa cómplice de Esther..., la ignorancia de Alicia, la indiferencia de Esteban..., la casi burla de Julio, el intelectual del grupo, pero sintió también el ansia contenida de Raúl. ..
Al principio había sido un juego..., -“Te adivino la suerte linda...?”, entre risas todos habían convenido que era una forma lógica de pasar una tarde en la que no había nada por hacer...; a medida que hablaba la gitana había perdido su locuacidad. El parloteo incesante del principio se transformó en una imposición y su incomodidad era muy similar al disgusto con que Lisa se sometía a aquella “charlatanería barata”, le había llamado Julio sin imaginar siquiera , que aquella mujer estaba desnudando un alma...
-“Dolor, un mundo de amor en medio de un camino de dolor.... llorarás cada día, sufrirás por cada hora de amor que logres la pena de mil noches de soledad..., veo un amor que te hace tanto daño que quizás en él mueran tus ilusiones... veo lágrimas en tu futuro... ríos de llanto... te veo sola entre la multitud..., el dolor de la soledad que solo tú sientes... que ignoran quienes te rodean porque ellos no han descubierto aún que el amor es dolor...”; las dos mujeres esquivaron la mirada pero ambas sabían lo que había en los ojos de la otra..., en los de Lisa la temerosa confirmación de lo que oía..., en los de la gitana el miedo de estar entrando en terrenos prohibidos...-“Te ama...,el te quiere más que a su vida pero no le está permitido...., te ama..., pero será fiel a su promesa aunque signifique también para él dolor y lágrimas”.
-“Esperar el futuro..., solo la muerte abrirá el camino... ahora hay dolor... al final... a lo lejos el amor parece renacer sin obstáculos pero antes... un camino muy largo... muy estrecho.... sufrirás mujer... tú y él vivirán una vida de dolor...solo al final... solo después de otros dolores... sólo entonces pero será muy lejos en el tiempo... un final de camino sin lágrimas para olvidar una vida de llanto..-..”
La gitana soltó la mano de Lisa con cierta aprehensión. Buscó sus ojos para tratar de infundirle valor... tuvo miedo de lo que vio y calló... sintió pena por esa mujer signada por el destino....; miró a su alrededor... no quiso buscar protagonistas en el grupo y se fue corriendo, olvidando los billetes ganados por un momento de esparcimiento como dijeran todos tratando de distraer la tensión creada con bromas sobre supercherías y adivinadores baratos..., ninguno se atrevió a decir que en el fondo... muy en el fondo..... Lisa rió sin reconocer su risa... alguien forzó una conversación sobre el tiempo y lo cambiante del clima y todos pretendieron olvidar lo que acababan de escuchar.
-“Es hora de irnos porque los chicos regresarán en cualquier momento” dijo Alicia acercándose a Raúl al que sólo una broma de Esteban logró rescatar de sus pensamientos demasiado secretos para ser compartidos. “Nos vemos mañana”, respondió Julio que, pasando el brazo sobre los hombros de Lisa observó que esta temblaba y, sin dar importancia a los dichos de la gitana observó que “está refrescando, entremos para evitar un enfriamiento” y condujo a la mujer al interior de la casa... el hogar... el mismo hogar que la adivinador a había sentido en el alma de Lisa tan frío como una tumba.... la tumba de los sueños... el principio del dolor.
2 comentarios
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